Iglesia de El Salvador

Una ermita convertida en templo del barroco murciano

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De un vistazo:

Iglesia basilical de estilo barroco murciano a la que se accede con escalinatas. Su fachada juega con el claro-oscuro y el movimiento de los relieves y en su interior destaca su retablo mayor de estilo neoclásico pintado a modo de trampantojo.

Ubicación: Calle Canalejas, 81.

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Un claro ejemplo del barroco murciano

Arquitectura y planta

La iglesia del Salvador fue construida en 1791 sobre la antigua ermita de Nuestra Señora de Loreto, de la cual no se conserva ningún vestigios arquitectónicos. Esta iglesia basilical está sobreelevada por lo que se accede a ella a través de una escalinata de doble vertiente.

La planta de este templo es basilical: tres naves, una central y dos laterales, distribuyen el cuerpo principal que queda cortado a la altura del altar mayor por un crucero con cúpula elevada sobre pedestal poligonal.

Las techumbres del edificio son a dos aguas en la nave central y a una sola vertiente en las naves laterales, que son algo más bajas que la principal.

Fachada

En una división horizontal podríamos apreciar que existe una división y subdivisión de la fachada mediante pilastras adosadas de distinto orden, propio de la estética barroca.

La fachada principal, de ladrillo y piedra, se divide en tres ejes verticales: dos corresponden a las torres que la flanquean, construidas en sillar y ladrillo. En el centro se ubica la puerta principal enmarcada por dos columnas de orden compuesto (con hojas de acanto y volutas) que sustentan un frontón curvo partido, elemento representativo de la arquitectura barroca, con un relieve de El Divino Pastor (El Salvador). Sobre este conjunto se encuentra la vidriera que ilumina el coro.

Es evidente el juego de claro-oscuro típico de la arquitectura barroca, así como el movimiento a través de relieves, cornisas, pilastras y molduras por toda la fachada.

Los elementos ornamentales son pocos. Los escasos vanos abiertos se enmarcan con molduras lisas. Las pilastras y molduras que se utilizan para subdividir la fachada, están adosadas y apenas sobresalen de la línea de fachada.

Interior

Su interior está formado por tres naves. En las laterales hay pequeñas capillas, con distintas adveraciones y sobre estas se abren unas tribunas con sus respectivos balconcillos, con rejería de forja.

Las naves laterales son más bajas y algo más estrechas y en ellas se abren pequeños altares para distintas devociones. En el crucero del templo, siendo más amplios los espacios, los altares dispuestos son de mayores proporciones. La multitud de altares de las naves menores y el crucero contrastan con la ausencia de retablo en el altar mayor.

Retablo pintado

Nos encontramos con un retablo fingido, un trampantojo pintado, obra del pintor Pablo de Sistori, en el siglo XVIII, de estlo neoclásico. Las pinturas del mismo, con grandes cuadros representativos del nacimiento de Cristo y su resurrección, son obra de Francisco Folch de Cardona, de la Escuela Academicista valenciana.

Se cree que la orden real de Carlos III, en 1777, en la que se prohibía utilizar madera en la construcción de retablos, debido a la abundancia de incendios, obligó a buscar una alternativa y realizar este retablo fingido.

En este caso, fue pintado sobre lienzo y posteriormente pegado en la pared. En él podemos admirar una hornacina ocupando el centro del conjunto, con la imagen del titular. A los lados de esta hornacina se representan escenas del Nacimiento de Cristo, la Asunción y la Aparición a María Magdalena. La función catequética del retablo persiste, pero las arquitecturas doradas que tradicionalmente dividían las escenas o imágenes pasan a estar pintadas.

Stmo. Cristo de la Salud

Junto al altar se encuentra la imagen del Stmo. Cristo de la Salud, obra anónima del siglo XVIII, que sale en procesión el Viernes Santo de la Semana Santa de Jumilla.